No es fácil encontrar unas zapatillas para correr que se adapten a nuestras características. Los anuncios o las marcas pueden ofrecernos, de forma acertada o no, muchos modelos, pero solo la experiencia y nuestras propias sensaciones nos podrán decir qué tipo de zapatillas son las idóneas para nosotros.
¿Cómo empiezo a buscar unas zapatillas para mí?
Si empiezas a correr desde cero, mi consejo es que no hace falta que te gastes mucho dinero en unas zapatillas para correr. Lo más importante es que te encuentres cómodo con ellas. Es difícil acertar a la primera, porque no es lo mismo probarse unas zapatillas en la tienda que salir a correr unos kilómetros con ellas.
Todavía no entiendo como en las tiendas no ponen un tapiz para al menos trotar unos 200 metros y probar sensaciones con las zapatillas.
Ir a un centro especializado puede ayudarnos, allí el personal puede orientarnos en función de lo que estemos buscando. Si no tenemos ni idea y vamos por nuestra cuenta lo más seguro es que nos decantemos por unas zapatillas según la estética, sin tener en cuenta funcionalidad ni si se adapta a lo que necesitamos.
Ten en cuenta tu peso, los kilómetros que vas a hacer semanalmente, por qué tipo de superficie vas a correr y si eres pronador o supinador (aunque este dato puede ser discutible, al final lo veremos). Con ese tipo de datos, el dependiente puede ofrecerte algo más acertado. No es lo mismo un corredor de 75 kilos, con experiencia y que va a entrenar para una carrera que alguien que empieza con algo de sobrepeso y solo va a correr una o dos veces por semana.
Zapatillas caras, ¿son las mejores?
No necesariamente. Sí que las más caras suelen tener mejores materiales y pueden ganar en comodidad o durabilidad, pero la mayor parte de las veces el precio es más alto de lo que en verdad vale la zapatilla. Suelen ser más caras por razones estéticas y de marketing que realmente porque marquen una diferencia notable con zapatillas de gama más baja.
Yo también caí en la fiebre de comprarme las zapatillas último modelo: tope de gama con las mejores tecnologías y diseño. Al final me di cuenta que no eran zapatillas hechas para mí: demasiada amortiguación, horma muy estrecha, ajuste incómodo...no siempre lo más caro es lo mejor para un corredor, aunque como digo, seguramente sea lo más bonito, cómodo y duradero.
Por poneros un ejemplo, hace tres año tenía las zapatillas más altas de la gama Asics (Gel-Kayano, unos 120€). Fueron unas buenas zapatillas, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que eran muy pesadas, tenían mucha amortiguación para mí y no estaba del todo cómodo con la forma de la horma. Pero después de más de 1300 kilómetros, la apariencia externa era buena y me las podía poner para otros menesteres.
Por otro lado, también he tenido hace poco unas zapatillas de Nike de gama baja. Apenas me han durado 3 meses, digamos en perfectas condiciones. La entresuela se ha venido abajo muy pronto, la suela se ha gastado una barbaridad y el material de corte empezó a descoserse. Estaba muy cómodo con ellas, pero claro, la calidad dejaba que desear.
Con esto quiero decir que ni una zapatilla de más de 100€ va a ser la panacea ni una de 40€ nos va a durar mucho. Tenemos que encontrar ese término medio que nos sirva a nosotros. Yo últimamente me suelo comprar zapatillas que rondan los 70-80€, para mí es un precio razonable y la calidad supera los entrenamientos que les exijo. Y, por cierto, nos podemos ahorrar un pico comprando zapatillas de la temporada anterior. Al igual que la ropa, las zapatillas de temporada siempre son más caras.
¿Y qué pasa con las zapatillas minimalistas o barefoot?
Ahora está muy de moda el corredor minimalista, cuya zapatilla se reducen a la mínima expresión. Las marcas no son tontas y saben de este creciente movimiento y ahora ofrecen este tipo de producto. Zapatillas con poco drop y zapatillas con suelas notablemente menores.
A mí personalmente me gustan las sensaciones de correr con este tipo de calzado, un correr muy natural, pero también soy consciente de que si cambiara radicalmente a este tipo de calzado, probablemente me lesionaría.
Personalmente no recomendaría este tipo de zapatillas a alguien que va a empezar a correr, a no ser que tuviera una musculatura fuerte por practicar otro deporte y fuese consciente de hacer una buena progresión y no salir a correr 10 kilómetros el primer día.
Tu experiencia y sensaciones lo van a ser todo
Después de gastar una media de dos o tres pares de zapatillas al año, sigo comparando marcas y viendo pequeños detalles que se ajustan a mí. Por ahora, me decanto por zapatillas con menos drop, sin tanto sistema de amortiguación, ligeras y con la horma ancha.
A pesar de ser un pronador notable, no he tenido buenas experiencias con los sistemas antipronación. Parece que este sistema me hacía cambiar la pisada de forma notable y me trasladaba un dolor incómodo en la cadera, así en mi caso, descarto las zapatillas para pronadores. Un ejemplo (al menos en mi caso), de que los "expertos" en zapatillas no siempre tienen la razón y que hay que guiarse por las propias experiencias y sensaciones.
Tras probar muchas marcas en zapatillas de correr, me quedo, por ahora porque en esto soy bastante infiel, con Mizuno y NB. Digamos que todavía no he encontrado mi zapatilla perfecta, aunque ya tengo una idea más o menos clara de las condiciones que debe cumplir.
En Vitónica | Qué tener en cuenta al comprar unas zapatillas de running
Imágenes | Thinkstock y Jack Newton
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La noticia En busca de la zapatilla perfecta para correr: mi experiencia fue publicada originalmente en Vitónica por Juan Lara.
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