Muchos de vosotros, al leer el título, habrá pensado “a este David se le está yendo la cabeza”, puesto que cuando hablamos de obesidad a todos nos viene a la cabeza personas con un exceso de grasa muy alto y, por norma, poca forma muscular, pero yo creo que sí existe la obesidad muscular.
En este artículo voy a intentar exponer un tema que llevo tiempo dándole vueltas, en concreto desde que en una revisión médica laboral me dijeron que tenía un grado 1 de obesidad, y de esto no hace tanto, simplemente un par de años, y desde aquel acontecimiento le he dado vueltas al concepto de obesidad muscular.
Mi caso de obesidad grado 1
Curiosamente cuando te realizan una revisión médica suelen tomarte diferentes medidas antopométricas, medidas que la verdad aportan poco, tanto a uno mismo, como en lo referente al trabajo, que más dará que mi pecho mida 110cm en reposo si lo único que hago es aporrear el teclado, y sin embargo parte del “Apto” o no apto para desempeñar esa labor tiene, supuestamente, en cuenta ese parámetro.
Y centrándonos en el caso en el que nos trae hasta este curioso artículo sobre la obesidad muscular, está el querido IMC (Indice de Masa Corporal), que se calcula a partir de la altura y el peso del individuo, y que nos dará el grado de obesidad que tenemos.
Si este pequeño parámetro pasa de la barrera de los 25 puntos, entonces, querido lector, estás “gordo”, tu grado de obesidad ha comenzado. Un servidor le diagnosticaron un grado 1 de obesidad con 79kg y un índice de grasa en torno al 9%, algo que me hizo gracia, pero que para cualquiera que lea el análisis final pensará en mi como en el típico informático sedentario, gordito, con gafas y celo, aficionado a la guerra de las Galaxias.
La obesidad muscular como enfermedad
Mi caso no es más que anecdótico ya que queda claro que se debe a las carencias de algunas mediciones estándar, donde por norma sirve con el IMC para declarar a un señor gordito o delgado, pero si el escenario donde nos movemos es el deporte todo esto no tiene mucho sentido, el porcentaje de grasa es el que marca la cruda realidad.
Sin embargo ese porcentaje de grasa puede ser un engaño, es decir, ¿cualquier que tenga un porcentaje de grasa menor del 10% está en forma? Es aquí donde entra en juego el concepto de obesidad muscular, donde encajan esas personas que tiene como fin exclusivo de su vida la cantidad de músculo, cuanto más mejor.
Imaginaos, por ejemplo, el caso de un culturista con un porcentaje ínfimo de grasa, pero cuyo peso supera los 110kg, incluso los hay que pasan los 130kg. Su IMC puede estar incluso por encima de los 35 puntos lo que indicaría una obesidad severa, pero si realmente el porcentaje de grasa es bajo, ¿se puede considerar obesidad?
Personalmente creo que sí, aunque no en todos los casos claro, existen personas con tal cantidad de músculo que casi no pueden correr, que les cuesta caminar rápido, con unos cuádriceps de 70 centímetros y un pectoral de 130 centímetros correr no es un tarea tan sencilla, sobre todo si se ha dejado de hacer “vida normal” para enfocarse exclusivamente en la hipertrofia.
De hecho, hay caso de culturistas que no sólo tiene dificultades para correr sino que, algo tan simple como cortarse las uñas de los pies o acariciarse el cabello les es imposible, simplemente por el “honor” de haber ganado tal cantidad de músculo que chocaba músculo con músculo, o porque sus tendones no dan más de si y por tanto no pueden realizar tareas tan simples como las mencionadas.
Dónde empieza la obesidad muscular
Estar cargado de músculo no es el problema principal de la obesidad muscular, sólo hay que ver al gran Kai Greene, un tipo que podría pasar perfectamente por una columna de un panteón, por su tamaño y rocosidad, con una agilidad y elasticidad diga del Cirque du Soleil.
El problema no es consecuencia de la cantidad de músculo sino más bien de no haber estirar los tendones y no realizar los ejercicios suplementarios que mantienen la elasticidad y la capacidad de movimientos en un nivel aceptable. El músculo no es por sí sólo un limitador de la flexibilidad, aunque si puede mermar las habilidades básicas como correr y saltar.
Los límites del culturismo
Cualquier seguidor de esta actividad deportiva se habrá dado cuenta de cómo ha ido evolucionando este desde la época dorada de la Old School, donde atletas como Steve Reeves, Frank Zane, Armand Tanny o Arnold Schwarzenegger lucían unos cuerpos muy bien proporcionados, cuerpos en un estado de forma ideal, o los cuerpos de los men’s fitness actuales tan armónicos y atléticos.
Hoy en cambio el culturismo ha evolucionado hacía la cantidad muscular, perdiéndose muchas de las proporciones reales de los en forma, y si bien los profesional de primera fila suelen estar en excelente forma cardiocascular, existen muchos otros que por una obsesión de cargar su cuerpo con músculo, no realizan ni estiramientos, ni carreras, ni ningún tipo de ejercicios de elasticidad y coordinación y acaban cayendo en la balanza de la obesidad muscular.
¿Dónde está el límite?
Imagen | Anita Robicheau, Web de Rob Riches
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La noticia ¿Existe la obesidad muscular? fue publicada originalmente en Vitónica por David Diaz Gil.
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