miércoles, 22 de febrero de 2023

"Me suenas, pero no sé de qué": esto es lo que dice la ciencia sobre la prosopagnosia, la afección que nos impide reconocer rostros o recordarlos

¿Eres muy malo para recordar las caras? Hay una patología que se denomina prosopagnosia o agnosia facial, que se da en las personas que tienen problemas para reconocer caras o recordarlas. Afecta a más población de la que creemos y, en función de su nivel de gravedad, puede ser tremendamente disfuncional. Esto es lo que dice la ciencia sobre esta patología.

¿Qué es la prosopagnosia o la incapacidad para reconocer rostros?

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La prosopagnosia se define como la incapacidad para reconocer caras conocidas y nuevas. También se conoce como agnosia facial/visual. Bodamer fue el primer investigador que utilizó por primera vez la palabra prosopagnosia en 1947 en un artículo histórico que describía los casos de dos pacientes con deficiencias en el reconocimiento facial.

La palabra proviene del griego prosopon, que significa rostro y agnosia,  que significa falta de conocimiento. Normalmente, una persona puede reconocer y recordar más de 5000 rostros a lo largo de su vida. Sin embargo, en torno a un 2,5% de la población mundial tiene esta patología, una cifra nada baja.

Estas personas pueden cursar las diferentes variantes de la prosopagnosia:

  • Ven un rostro, pero no lo reconocen
  • No son capaces de percibir la estructura facial de la otra persona
  • Son capaces de percibir el rostro, pero no pueden recordarlo cuando lo vuelven a ver.

Causas de la prosopagnosia

Una de las causas es la herencia de nuestros padres y abuelos, que como muchas enfermedades, puede venir determinada en mayor o menor riesgo en nuestros genes. La causa hereditaria se da en un porcentaje mayor que la otra causa, que es que sea adquirida por algún tipo de accidente cerebral, como un ictus, un golpe en la cabeza o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Esta alteración a la hora de reconocer rostros puede estar presente en niños con trastornos del desarrollo, incluidos el autismo y el síndrome de Asperger. Estos niños pueden tener una falta de miedo a los extraños o una alta ansiedad cuando se separan de la persona conocida con la que están.

Tanto la causa hereditaria como la adquirida, no son aún comprendidas por completo por la ciencia. Actualmente, se cree que hay daños o anomalías en las vías neuronales que controlan la percepción facial y la memoria. La prosopagnosia parece ser el resultado de una desconexión en las regiones del cerebro responsables del reconocimiento e identificación facial.

Estos factores se miden con diferentes pruebas de diagnóstico en las que se evalúan diferentes capacidades del paciente para discriminar entre rostros, así como su recuerdo. Pueden ser pruebas indirectas con base a cuestionarios y evaluaciones observables, o mediante pruebas en las que se conectan electrodos a partes determinadas del cerebro para ver cómo actúan.

Adaptaciones de las personas con agnosia facial o prosopagnosia

Irene Giunta Jj6cvzech5c Unsplash

Los personas con falta de uno o varios sentidos agudizan los demás para compensar ese déficit. En el caso de la prosopagnosia, los pacientes usan otras características como la voz, las formas y los contornos específicos de la cara para reconocer los rostros familiares.

Sin embargo, algunas personas con agnosia facial pueden tener algunos problemas también en el reconocimiento de voces, lo que dificultaría más conocer un rostro en base a otros estímulos como su voz. Todo dependerá de la zona y mecanismos dañados.

Consecuencias de la prosopagnosia

Las personas con agnosia facial tienen, en mayor o menor gravedad: incapacidad de reconocer rostros; discriminar entre una persona y otra; identificar caras diferentes o propias; discernir las diferencias entre las caras y los objetos circundantes.

Un ejemplo rutinario es que las personas con prosopagnosia pueden tener problemas para seguir programas de televisión y películas porque no pueden seguir visualmente a los personajes.

Todo ello produce un impacto a nivel psicológico y social que lleva a un aislamiento y desempleo en muchos casos, que se traduce en depresión, ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo.

La literatura científica también hay encontrado que el reconocimiento de otros objetos que no son rostros humanos podría estar afectado en algunas personas con prosopagnosia. En algunos casos de prosopagnosia adquirida por algún golpe o evento cerebral como un ictus, pueden verse dañadas otras zonas involucradas en el procesamiento de las palabras.

Eso significa que se pueden tardar más tiempo en leer una palabra, especialmente aquellas que son más largas. También pueden tener mermadas las capacidades de clasificación de palabras por tamaño y fuente, es decir, que si les pedimos que ordenen una serie de tarjetas con palabras con distintas fuentes de letra, tardarían algo más que una persona que no tiene prosopagnosia.

La desorientación topográfica, un trastorno en el que los sujetos se desubican en entornos que ya conoce, es otra posible afección de la prosopagnosia. Estas personas tendrían problemas para reconocer los puntos de referencia y la escena en la que se encuentran, por lo que no saben dónde están o cómo llegar a algún lugar específico.

Tratamiento y rehabilitación de la prosopagnosia

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¿Puede el entrenamiento mejorar la prosopagnosia? La respuesta puede ser que depende. En la prosopagnosia adquirida, se podría especular que la eficacia de cualquier entrenamiento podría verse afectada por la edad de inicio, la duración desde el inicio y el tamaño, la lateralidad y la ubicación de la lesión, con respecto a la cantidad de conexiones comprometidas.

Dada la rareza de la prosopagnosia adquirida, será muy difícil establecer el impacto de cada uno de estos factores. Hasta la fecha, ha habido pocos intentos de remediar la variante adquirida, y la mayoría se enfoca en mejorar las estrategias de afrontamiento para mejorar el reconocimiento facial, pero no otros consecuencias que hemos descrito en este artículo.

En la prosopagnosia hereditaria, al no ser fortuita, el entrenamiento podría ser más efectivo, pero tampoco hay consenso científico actual de ningún tipo. Un ejemplo, de los muchos que se investigan, es inhalar por la nariz oxitocina, un fármaco, para evaluar si hay mejora en el procesamiento de identidad facial.

Los autores informaron una mejora transitoria de la percepción y el reconocimiento de rostros en diez sujetos con prosopagnosia del desarrollo después de la administración de oxitocina. Si bien estos informes son alentadores, puede haber limitaciones que dependen de cada caso en concreto.

Hoy en día, parece que la prosopagnosia heredada tiene una mejor oportunidad de verse mejorada que la prosopagnosia adquirida, debido a que las alteraciones estructurales son más sutiles, y por tanto, más "entrenables". Sin embargo, la falta de consenso y de resultados concluyentes hace que esta patología sea compleja de tratar.

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