Un alimento estrella en la dieta de todo deportista es la pechuga de pavo o de pollo. Casi siempre está presente en el día a día, ya que nos aporta infinidad de proteínas con muy bajos niveles de grasa. Es decir, se trata de un alimento muy valioso para las fibras musculares. Pero si nos fijamos detenidamente en la cantidad de productos que encontramos en el mercado, nos daremos cuenta que no es un alimento tan puro como nos lo pintan. Por ello queremos detenernos en este post en destapar a la pechuga procesada y buscar alternativas a ella.
Como todo alimento procesado, la pechuga de pavo o pollo tiene detrás un** proceso industrial para convertirla en lo que vemos y conocemos**. Este alimento es el resultado de una serie de ingredientes que nada tienen que ver con el pavo ni con las propiedades que nos quieren hacer creer que tiene. Por ello queremos analizar en qué consisten y algunas alternativas para evitar esto y conseguir consumir pavo de la manera más natural posible.
No todo su contenido es carne
Es cierto que tanto en el pavo como en el pollo procesado que encontramos, la materia prima es carne de dicho animal, pero ¿en qué proporción?. La mayoría de los que encontramos en el mercado van desde el 50% al 70% de la composición. Es decir, en ningún caso el 100% de lo que nos vamos a llevar a la boca es ni carne de pavo ni de pollo. Entre medias existen otros ingredientes que no podemos pasar por alto.
La fécula de patata es la estrella en la mayoría de ellos, lo mismo que el almidón. Esto lo que hace es dar una consistencia y una unificación a la carne. Con estos ingredientes el aspecto es más homogéneo. A esto hay que sumarle las gelatinas que se utilizan para dotarle de consistencia y a la vez de suavidad para hacerlo más apetecible al paladar. Todos estos ingredientes nos aportan una dosis extra de hidratos de carbono con los que quizá no contábamos al ingerir este alimento.
Azúcares añadidos por un tubo
Pero donde está realmente el ingrediente o ingredientes preocupantes y que para nada queremos encontrar a la hora de consumir pavo o pollo son los azúcares. Concretamente se añaden en forma de caramelo utilizado para darle color. Incluso muchas veces se añade azúcar sin más para dotar al sabor de más matices y hacerlo más atractivo. A tener en cuenta también los aromas, conservantes y colorantes que se suelen utilizar en todo producto elaborado de manera industrial.
Alternativas saludables a la pechuga procesada
Por ello podemos optar por otras alternativas que encontraremos en el mercado o que podemos fabricar nosotros mismos en nuestra casa. En las charcuterías podemos encontrar una variedad de pavo o pollo asado natural. Es decir, la pechuga se ha sometido a calor y simplemente está cocida con sal e incluso a veces ni eso. Esta es una buena manera de bu8scar una alternativa más natural. Pero a veces se les añaden conservantes.
Para evitar todo tipo de sustancia que no queremos ingerir la mejor alternativa será preparar nosotros mismos en casa el pollo o el pavo que queremos consumir. La manera de hacerlo puede ser dejar la pechuga limpia macerando unas 24 horas en especias, vinagre, salsa de soja, aceite… Después de la maceración lo podemos o cocer al vapor o asar al horno. Cuando esté preparado lo guardaremos en la nevera y trocearemos poco a poco para consumirlo como embutido cuando nos apetezca.
Imagen | Steven Lilley
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La noticia La pechuga de pollo y de pavo procesada no es tan fiable como creemos fue publicada originalmente en Vitónica por Delgado .
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