Precisamente hace unos días hacíamos un análisis sobre las diferencias que existen entre la leche convencional y la leche sin lactosa, abordando una duda generalizada en cuanto a cuál de estas dos variedades es más saludable si no se padecen problemas de intolerancia a la lactosa.
Pero ¿sabemos exactamente lo que representa la intolerancia a la lactosa? La realidad es que a día de hoy seguimos confundiendo dos conceptos muy diferentes como son la alergia a la leche y la intolerancia a la lactosa. Hoy os contamos la diferencia entre dos patologías que llevan a confusión pero que, realmente, son muy diferentes.
¿Qué significa tener alergia a la leche?
Lo que comúnmente llamamos tener alergia a la leche, en realidad se trata de padecer una alergia a las proteínas propias que contiene este alimento y que, por supuesto, nada tiene que ver con sufrir intolerancia a la lactosa.
La leche está compuesta básicamente de proteínas, grasas y azúcares. Cuando padecemos alergia a la leche de vaca o a sus derivados, se desencadena una reacción anómala por parte de nuestro sistema inmunológico de manera que nuestras propias defensas identifican como elemento extraño a las proteínas que contiene la leche.
Está respuesta del sistema defensivo del organismo puede afectar tanto al aparato digestivo, como a cualquier otra parte de nuestro organismo, de manera que cada vez que esta persona tome leche o algún alimento que la contenga, responderá con la fabricación de defensas, como la inmonoglubina E, que serán las causantes de crear la sintomatología propia de la reacción alérgica.
Motivos por los que puede aparecer la alergia a la leche
En los últimos años se han disparado los casos de personas con todo tipo de alergias alimenticias, entre ellas a la leche de vaca. Aunque cualquiera puede sufrir reacciones alérgicas a lo largo de su vida, los factores básicos de riesgo que se tienen en cuenta a la hora de analizar este incremento de reacciones alérgicas abordan la propia predisposición genética a sufrirla y una posible administración precoz de determinados alimentos que conllevan alto índice de reacción alérgica.
De este modo, los hijos de aquellas personas que padecen una alergia a determinado alimento, poseen un mayor riesgo genético de heredar la patología alérgica. Del mismo modo, una introducción demasiado precoz de determinados alimentos en la primera etapa del nacimiento, o una administración intermitente de leche materna y artificial, podría alterar la flora intestinal que puede verse implicada en el desarrollo de este tipo de patologías.
¿Qué la diferencia de la intolerancia a la lactosa?
En este caso no interviene nuestro sistema inmunológico, ya que se trata de una afección en la mucosa intestinal. De este modo, las personas que padecen de intolerancia a la lactosa, que es el azúcar natural de la leche, no poseen suficiente cantidad de lactasa, enzima necesaria para poder digerirla. Aquí el trastorno únicamente tiene que ver con el proceso de digestión que es donde no se produce una correcta absorción de la lactosa.
Aunque los grados de intolerancia oscilan muchísimo de unas personas a otras, a día de hoy los tratamientos más efectivos para aquellas personas que la padecen son la eliminación del sustrato o la toma exógena de pastillas de lactasa que pueden permitir llevar una dieta más flexible.
¿Cómo varía lo que podemos comer en función de padecer una u otra patología?
Cuando una persona sospecha que puede tener un problema con la leche, porque nota que su digestión o su organismo no la tolera óptimamente, a lo primero que recurre es a comprar leche sin lactosa. Este tipo de leche puede ser una medida perfecta para aquellos que sufren intolerancia a la lactosa pero, como hemos visto, no servirá de nada para aquellos que padecen alergia a la leche.
Este compuesto alimenticio únicamente se ha hidrolizado y ha sufrido un proceso de eliminación de su contenido en azúcar natural, es decir, de la lactosa, pero manteniendo la misma cantidad de proteínas responsables de la reacción alérgica a la leche.
Como es lógico, en ambos casos la primera medida preventiva será la de eliminar el consumo de leche convencional de vaca y de aquellos productos lácteos que la contengan. Pero, además, en el caso de las personas con intolerancia es importante que tengan en cuenta que existen multitud de alimentos que contienen lactosa y que a priori no relacionamos como pueden ser: comidas preparadas, embutidos, dulces... Así que máxima precaución a la hora de elegir los alimentos y siempre teniendo en cuenta cuál tu grado de intolerancia.
Entonces ¿puedo tomar lactosa si tengo alergia a la leche?
Aunque en principio una persona que padezca alergia a leche no tiene porqué no tolerar la lactosa, lo cierto es que lo mejor para prevenir posibles reacciones alérgicas es evitarla. Recordemos que la lactosa de extrae directamente de la leche y durante este proceso puede quedar algún rastro de proteína que sí podría suponer la reacción alérgica.
Evidentemente, la respuesta que tenga una persona alérgica a la lactosa va a depender directamente del grado de susceptibilidad o propensión que tenga. Existen personas con fuertes reacciones a la leche a las que se les recomienda evitar totalmente la lactosa por posible contaminación residual de la proteína; mientras que otras que poseen un grado alérgico leve pueden tolerarla sin problema.
En Vitónica | Tener intolerancia a la lactosa no significa eliminar todos los lácteos de la dieta
Imágenes | iStockpHotos
Más info | Asociación Española Intolerantes a la lactosa
También te recomendamos
Todo lo que debes saber sobre alergias e intolerancias alimentarias
Alergia a las proteínas de la leche
-
La noticia No confundamos tener alergia a la leche con padecer intolerancia a la lactosa fue publicada originalmente en Vitónica por David Díaz Gil .
via Vitónica https://www.vitonica.com/enfermedades/no-confundamos-tener-alergia-a-la-leche-con-padecer-intolerancia-a-la-lactosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario