Cuando empecé a trabajar como entrenador personal en Valencia, allá por 1999, que yo sepa ningún gimnasio ofrecía este servicio. No al menos en mi ciudad. Imagino que habría quien lo ofrecería a título personal en domicilios particulares o al aire libre pero no era algo que los gimnasios ofrecieran a sus socios. El día que llegué al despacho del propietario del gimnasio más importante de Valencia, con una revista bajo el brazo con el primer artículo que acababa de publicar, para explicarle qué tenía pensado hacer, su respuesta fue “¿Y quien va a querer pagar a una persona para que le entrene teniendo el monitor de sala incluido en el precio?”. Como no tenía nada que perder decidió darme una oportunidad. Más complicado fue convencer a los socios que jamás habían oído el término “Entrenador personal”. Curiosamente quienes lo conocían respondían con el “Ah, un personal trainer”, un término por suerte ya casi desterrado de nuestra profesión.
De ahí, y con suficientes clientes en cartera como para resultar atractivo a otras instalaciones, conseguí negociar con otra instalación que me dejó una esquina del vestuario para mis clientes donde les dejaba dos toallas de diferente tamaño con perfume de vainilla que todos los días me llevaba a mi casa para lavar, gel y champú de marca mejor de la que le ofrecía el gimnasio, crema hidratante, y una serie de útiles desechables como bastoncillos, o cepillo de dientes y maquinilla de afeitar desechables. De ahí pasé a otra instalación donde, además del rincón en el vestuario, me permitieron alquilar un despacho y un rincón de la sala de entrenamiento donde poner mis propias máquinas para uso exclusivo de mis clientes. Por aquel entonces tenía un sistema cable (DAP) LifeFitness, PowerBlocks y una plataforma de vibroestimulación. Más me habría valido comprar un rack en su lugar y ahorrarme varios miles de euros, aunque de eso me daría cuenta más tarde. Llegado este punto, el siguiente paso lógico era contar con mi propia instalación puesto que seguía sin poder controlar muchos de las aspectos que afectaban directamente a la experiencia de mis clientes.
En 2008 abrimos el primer estudio de PERFORMA Entrenadores Personales y, como no teníamos ni idea de como llamarlo, lo más lógico, antes que inventar un término que nadie entendiera, fue irnos a lo más sencillo: Centro de Entrenamiento Personal. El objetivo era muy sencillo:,
1.- FUNCIONALIDAD: Diseñar una instalación donde se pudiera entrenar a los clientes sin vernos en ningún momento comprometidos y condicionados por tener que compartirla con más gente. Sólo de esta manera se podría garantizar que el entrenamiento se ejecutaría conforme a la planificación original, controlando variables que a día de hoy conocemos que afectan directamente a la efectividad y rentabilidad del entrenamiento y que, en caso de modificar alguna de estas variables, fuera porque así lo requiriera el entrenamiento y no porque nos viéramos obligados por el resto de usuarios de la instalación. Algunas de estas variables son:
- 1.1.- Orden de ejercicios: Como ya hemos visto en este blog, los ejercicios deben seguir un orden lógico. Si no mantenemos siempre dicho orden no podremos identificar posibles estancamientos que recomienden una modificación del entrenamiento para seguir avanzando. Evidentemente, un entrenador que atienda a sus clientes en un gimnasio deberá adaptarse a las máquinas que se vayan quedando libres, o bien compartirlas, pero lógicamente esto no es el escenario ideal como veremos en los siguientes puntos.
- 1.2.- Densidad: Si debemos adaptar los tiempos de descanso entre series y ejercicios a la masificación de la instalación tampoco podremos saber si la eventual mejora en el rendimiento es debido al hecho de habernos visto obligados a descansar más o viceversa en caso de no avanzar. Si nos vemos obligados a compartir una máquina con más gente difícilmente podremos respetar el tiempo de descanso planificado.
- 1.3.- Volumen: La planificación del entrenamiento requiere una serie de ejercicios, series y repeticiones. Si no podemos controlar orden de ejercicios o descanso tampoco podremos controlar la duración del entrenamiento ni hacer que todo quepa en la hora que normalmente contratan los clientes con un entrenador personal. En caso de tener un entrenador personal en un gimnasio tradicional, por muchos conocimientos que tenga y experiencia, se verá obligado a adaptarse, como mínimo, a las máquinas que se vayan quedando libres, alterando el orden de ejercicios original, o bien compartirlas alterando la densidad del entrenamiento. ¿A que nadie se imagina a Rafa Nadal adaptando sus entrenamientos de esta manera?
- 1.4.- Otros: Hay una serie de variables determinantes que tampoco podríamos controlar o garantizar en una instalación convencional como, por ejemplo, la intensidad al no poder garantizar que las mancuernas o discos necesarios estarán libres, trabajo en parejas o tríos para la optimización del tiempo al no poder reservar para nuestro uso dos o tres máquinas, así como una serie de variables de vital importancia conforme al conocimiento actual. De todas las variables que a día de hoy controla un entrenador personal, sólo la frecuencia de entrenamiento podría garantizarse en una instalación o gimnasio convencional.
2.- EQUIPO: Diseñar una metodología de trabajo que permitiera el abordaje holístico donde el entrenador personal deje de ser el hombre orquesta y trabaje de manera multidisciplinar junto con médico endocrino o nutricionista, médico deportivo y fisioterapeuta. Toda persona que desee someterse a un plan de entrenamiento lo suficiente exigente como para resultar efectivo debe someterse a la valoración funcional de un médico deportivo que certifique su aptitud. Lo mismo ocurre con las pautas de alimentación o dieta adecuada para los objetivos deseados y el plan de entrenamiento que se va a llevar a cabo.
3.- EXPERIENCIA: No estoy hablando de la experiencia del entrenador personal, sino del cliente. Poder controlar la experiencia total del cliente mientras permaneciera en nuestras instalaciones. Debido a que se entrenaría a una sola persona por hora, sala y entrenador personal, las posibilidades de adaptación a los gustos de los clientes son totales. Al igual que no todos desean los mismos resultados, tampoco todos disfrutan de las mismas comodidades. Contar con un ambiente que facilite la mejor experiencia posible es determinante para la sostenibilidad del sistema. No todos disfrutan de la misma música o temperatura, al igual que hay quien disfruta del aire acondicionado o la calefacción y quien huye de ellos porque les genera más malestar que alivio. También hay quien no tiene problemas en compartir un vestuario y quien prefiere mantener la privacidad que un baño de uso exclusivo otorga. Si el objetivo final es conseguir que el cliente del entrenador personal obtenga los resultados deseados, que te concedan el tiempo necesario para ello es capital y para ello los clientes deben estar cómodos.
Todo esto ha llevado a que muchos entrenadores personales hayan empezado en los últimos años a buscar una manera de contar con una mayor libertad para entrenar a sus clientes. Algunos utilizan sus propios pisos, los de los clientes o al aire libre, otros alquilan una sala en un gimnasio donde ponen sus propias máquinas, y aquellos que pueden y se atreven emprenden su propia aventura abriendo su instalación. Las mismas razones que llevan a los entrenadores a buscar una mayor libertad es la que ha hecho que prolifere el fenómeno del Garage Gym en EEUU donde cada vez más gente, en lugar de ir a un gimnasio convencional, alquila un trastero y pone un rack y mancuernas y, aquellos que tienen espacio y dinero también un sistema cable. No hace falta más siempre que puedas utilizarlas con criterio y libertad.
Es importante igualmente resaltar que un centro donde entrenadores personales y clientes compartan la instalación con más gente, a no ser que así lo hayan decidido libremente, como por ejemplo el entrenamiento con un amigo, no será un centro de entrenamiento personal, al menos desde mi punto de vista. En todo caso será un gimnasio o centro de entrenamiento donde se goza de una mayor privacidad, mejores servicios, profesionales, etc. No obstante, conozco casos donde paradójicamente grupos reducidos de 5-6 personas salen a menos metros cuadrados per capita que en una gran instalación.
A día de hoy existen varias instalaciones en nuestro país que cumplen con las condiciones que he descrito en este post.
MADRID: Centro de Entrenamiento Personal Juan Ruiz López
BARCELONA: KOA Personal Training & Nutrition
VALENCIA: PERFORMA Entrenadores Personales
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via El blog de fitness http://blogs.menshealth.es/fitness/centro-entrenamiento-personal/
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