Si ya empezamos a cansarnos del gazpacho y el salmorejo, podemos seguir disfrutando de cremas y sopas ligeras con otras hortalizas, pensando también ya en los días más frescos del otoño. Esta crema suave de pimiento y calabacín es de lo más apetecible tanto servida fría como caliente o templada, y admite muchas guarniciones según el gusto o nuestras necesidades del día.
El pimiento amarillo suele estar algo olvidado en la cocina y merece la pena darle más protagonismo, pues es igual de saludable que sus hermanos rojos y verdes, ya que en realidad es el mismo pimiento en otra fase de maduración. Esta variedad se recolecta después de que el verde pierde su color y antes de desarrollar los tonos rojos, por lo que es más sabroso que el primero, pero también más suave que el segundo. Al cocinar la crema y colarla después, es muy digestiva.
Lavar y secar los pimientos y el calabacín. Retirar el pedúnculo de los primeros, cortar los nervios interiores y extraer las semillas. Picar en cubos. Pelar el calabacín (omitir este paso si se usa de la variedad blanca) con un pelaverduras, y picar en cubitos. Picar fina la cebolleta.
Calentar un poco de aceite de oliva en una cazuela a fuego suave y pochar la cebolleta unos minutos, hasta que empiece a transparentar. Añadir el pimiento, salpimentar y dar unas vueltas a fuego más vivo. Incorporar el calabacín, la cúrcuma y el ajo, y saltear un par de minutos.
Cubrir con el caldo de verduras, reservando un poco para corregir la textura al final, llevar a ebullición, bajar el fuego, tapar y cocer durante unos 20-30 minutos, removiendo de vez en cuando. Comprobar que la verdura está tierna.
Triturar con una batidora, añadiendo más líquido si hiciera falta. Colar pasándola por un chino o colador fino para retirar los restos de pieles y pulpa. Corregir de sal y pimienta y, si se desea, mezclar con un chorrito de leche o nata líquida, o su versión vegetal. Servir caliente o enfriar en la nevera.
Con qué acompañar la crema ligera de pimiento y calabacín
La tomemos fría o caliente, esta crema ligera admite muchas guarniciones diferentes. Podemos servirla con un lácteo más espeso, como yogur o queso fresco, o añadir un poco de queso de cabra desmenuzado. Semillas y frutos secos darán un punto crujiente muy nutritivo, mientras que el huevo cocido picado sumará muchas proteínas y saciedad. Simplemente con algo de buen pan (mejor si es de masa madre artesanal) ya tendremos un plato más saciante, que puede servirnos de cena ligera o primer plato. Si buscamos proteínas magras, el tofu salteado, unas gambas cocidas o mejillones al natural son buenas opciones.
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La noticia Crema ligera de pimiento amarillo y calabacín: receta saludable para tomar fría o caliente fue publicada originalmente en Vitónica por Liliana Fuchs .
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