Hace una semana comencé el reto de 30 días comiendo comida real y mis expectativas, pero también preocupaciones eran altas. Durante estos días os hemos ido informando poco a poco de mis avances, de los alimentos que he ido consumiendo y de las cosas que, hasta ahora, me han resultado más complicada, en la cuenta de Instagram de Vitónica bajo el hastag #VitónicaRealFood y cuyas stories destacadas se quedan guardadas y podéis encontrarlas en este enlace.
En cualquier caso, por si os lo habéis perdido, y para poder concretar más, semanalmente haremos un resumen de mi experiencia hasta el momento.
Los cambios en el estilo de alimentación
Una de las cosas que he descubierto durante esta semana es que, cuando hablamos de cambios en el estilo de alimentación no solo nos referimos a lo que tenemos que cambiar en la comida en sí, sino en todo lo que le rodea: planear las comidas, hacer la compra o cocinar. Para empezar, planear las comidas cambia bastante. En casa, por suerte, nos gusta investigar con la comida, probar recetas nuevas y no repetirnos mucho con lo que comemos - porque si no nos aburrimos cocinando -.
Eso ha provocado que fuera mucho más fácil pasar la tediosidad de tener que buscar recetas nuevas. Por suerte para mí, en casa han comenzado el reto conmigo, por lo que la preparación de las comidas ha sido mucha más sencilla. En nuestro caso, realizamos un menú con todas las comidas que íbamos a hacer en casa esta semana (desayunos, comidas y cenas) y para cada una de ellas apuntamos la receta que íbamos a utilizar. A partir de ahí, realizamos la lista de la compra con todo lo necesario.
Una de las dificultades es encontrar en el supermercado los ingredientes y alimentos que puedes comer. Por ejemplo, en el caso del queso, encontramos muy pocos que solo incluyeran leche pausterizada, cuajo y ferméntos lácticos. Muchos de ellos incluyen otros ingredientes como, por supuesto, el azúcar. En cualquier caso, una vez que sabes leer e interpretar las etiquetas, resulta mucho más sencillo.
En cuanto a las recetas, nosotros las hemos ido encontrando tanto aquí, en Vitónica, como en Directo al Paladar o en la cuenta de Instagram de Real Foodig (@realfooding). Los desayunos han sido sencillos ya que es lo que menos original tengo. En nuestro caso, elaboramos pan con harina de espelta en casa modificando un poco esta receta de pan casero integral de centeno y espelta. Los desayunos han consistido en alternar tostadas de pan de espalda, con aguacate y queso, yogur con diferentes frutas y avena y, algunos de los días que más tiempo he tenido, tortitas de avena y plátano.
En cuanto a las comidas y cenas, a penas he consumido carnes y las que he consumido eran magras como la pechuga de pavo. La alimentación se ha basado en verduras de temporada que han ido incluidas en prácticamente todas las comidas de diferentes maneras, hemos hecho mucho uso de las especias y el tomate natural para sustituir las salsas y aportar más sabor a los platos. La quinoa y el cuscús han sido también opciones para acompañar las verduras e, incluso, harinas como las de garbanzo y avena para conseguir aportar un punto original a los plátos de verdura y elaborar crepés como esta de garbanzo que nosotros rellenamos con pimientos, aguacate y queso mozzarela.
Por la noche, las cremas de verdura, las ensaladas variadas y el aprovechamiento de las sobras del medio día ha sido las opciones por las que me he decantado. Para las medias mañanas y por las tardes, momento en el que a mí suele entrarme el hambre, lo he resuelto comiendo un puñadito pequeño de almendras - lo que me cupiera en el puño pudiendo cerrarlo -, en otras ocasiones fruta a mordiscos, una onza de chocolate del 85% o, incluso, simplemente un té. Una de las cosas que más nos ha sorprendido en casa ha sido lo mucho que hemos cocinado, pero que no nos haya llevado tanto tiempo cómo creíamos que nos llevaría y lo mucho que lo hemos disfrutado
Complicaciones por el camino del 'Real Food'
Antes de comenzar este reto creía que lo que más me costaría serían los fines de semana y el hecho de comer fuera. Dentro de casa ahora mismo no tengo ningún alimento que sea tentador o que no pueda consumir en el reto, pero me preocupaba la escasez de opciones cuando vamos a comer a un restaurante o el tener que elegir lo que como y lo que no en una casa ajena si me invitaban.
Curiosamente, la primera noche siguiendo el reto, unos familiares me invitaron a su casa a cenar. Me resultó más sencillo de lo que hubiera imaginado, ya que aunque habían elaborado tostas de pan blanco con huevo y gulas, también había mejillones cocidos con limón. Sentí tentación de comer alguna tosta, pero elegí comer únicamente los mejillones acompañándolos con agua. Lo más complicado no fue resistir la tentación mientras los demás comían las tostas y las acompañaban con vino o refrescos azucarados, sino explicar por qué yo no lo hacía.
Y esto es, efectivamente, lo que más me ha costado hasta ahora. Explicar a la gente por qué estaba llevando a cabo este reto, por qué no como cosas "normales" como me han llegado a indicar. Lo primero que me preguntaban era si estaba a dieta. Sorprendemente, ha sido mucho más sencillo explicar mi cambio en la alimentación si digo que es porque estoy a dieta o que es por trabajo que si intentaba explicar que es por salud. La realidad es que me he sentido bastante cuestionada en alguna ocasiones, lo que me ha llevado a pensar en todo el trabajo que todavía nos queda por hacer en materia de concienciación sobre nuesta alimentación.
Qué he observado en mi cuerpo
La realidad es que, entre otras cosas, espero que este reto me ayude a perder algo del peso sí. Pero sobre todo, lo que espero de este reto es que me ayude a sentirme mejor, más saludable y cuidarme más. Entre otras cosas, tengo problemas de reflujo gástrico y mi estómago suele molestarme bastante cuando consumo alimentos muy grasientos o pesados. De hecho, dependiendo de lo que coma puedo llegar a encontrarme mal durante varios días. Sin embargo, no era capaz de dejar de comer algunos alimentos ultraprocesados.
Por ello, también espero que pasar 30 días sin consumirlos me ayude a mejorar mi relación con la alimentación y a anteponer mi bienestar a el buen sabor de algunos procesados. Cuando comencé este reto hace una semana tenía un peso de 65,4 kilogramos. Esta mañana la báscula ha marcado 64,7 kilogramos, lo que implica que he reducido 700gramos en una semana. Puede no parecer mucho, pero no es mi objetivo principal, no estoy vigilando las raciones de manera excesiva y la alimentación con comida real ayuda a mejorar nuestro peso de manera progresiva y a largo plazo.
En lo que a mi salud se refiere, lo que sí he notado es que me siento mucho más ligera que antes de iniciar el reto. No he tenido el estómago pesado ni un solo día y mis digestiones son mucho más cómodas. Una de las cosas que me ha sorprendido es que no he tenido antojos ni he extrañado ninguna de las comidas ultraprocesadas que más antojos me generan como la pizza. También he notado que la fruta y las verduras comienzan a saberme mucho más dulces de lo que lo hacían con anterioridad.
En general, la semana ha sido positiva y me ha supuesto mucho menos coste y esfuerzo del que yo había creído. Iremos viendo cómo va la semana dos. ¡Os mantendré informados!
Imágenes | Vitónica
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La noticia Un mes comiendo comida real: así ha sido mi primera semana como realfooder fue publicada originalmente en Vitónica por Iria Reguera .
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