El verano es la época perfecta para lucir tatuajes: menos ropa, cuerpos al sol en playas y piscinas... Pero no es la época perfecta para tatuarnos, a pesar de que esté de moda volver de las vacaciones con algún tatuaje nuevo. Sin embargo, el mes de septiembre y en general los meses de otoño e invierno sí son ideales para poner nueva tinta en nuestro cuerpo, si es que lo deseamos.
Si estás pensando en hacerte tu primer tatuaje o en añadir uno nuevo a tu colección de arte corporal, te damos las claves que debes tener en cuenta antes de pasar por las manos de tu tatuador. Esto es todo lo que debes saber antes de tatuarte.
Escoge el momento adecuado para tatuarte
Comenzábamos el artículo hablando de que el otoño y el invierno son los meses ideales para tatuarnos, y es que es importante tener en cuenta el momento del año en el que lo hacemos y nuestras propias circunstancias personales en relación a esto.
Los meses de verano no son los ideales para tatuarnos, pues la piel se encuentra más expuesta
Como decíamos, en los meses de verano la piel está mucho más expuesta al sol, a agentes externos como cremas o protectores solares, al sudor y a ciertos químicos como el cloro del agua de las piscinas que pueden poner en peligro un tatuaje recién hecho.
Los primeros días y las primeras semanas después de hacernos un tatuaje son el momento más importante para cuidarlo, ya que es cuando cicatriza (al fin y al cabo, es como una herida) y debemos prestar atención a su limpieza e hidratación. Por eso los meses de verano, cuando la piel está más expuesta, no son el momento ideal.
Elige a tu tatuador perfecto
Encontrar a tu tatuador perfecto no es una tarea fácil y no recomendamos ir al primero que encontremos por la calle. Muchas veces los tatuadores se especializan en un tipo particular de tatuaje (realistas, geométricos, tribales...) o hay algunos que solo trabajan en tinta negra y prefieren no hacerlo a color.
Una buena idea para comenzar a buscar es preguntar a tus amigos que ya se hayan tatuado y que tengan un tatuador de confianza: ellos te pueden informar sobre la presencia de talleres de tatuaje, distintos tatuadores con los que tengan experiencia, informarte sobre si tienen lista de espera o dónde puedes ver diferentes trabajos de esos profesionales.
Las redes también son un buen lugar para descubrir nuevos tatuadores: dado que trabajan con imágenes, Instagram suele ser la red social favorita de estos profesionales para exponer sus trabajos (y donde además puedes encontrar inspiración para tu diseño). No os perdáis, por ejemplo, el perfil de Nikko Hurtado, donde podéis ver verdaderas obras de arte.
Visita varios estudios de tatuajes diferentes, habla con los tatuadores y busca a alguien que te genere confianza y con el que tengas conexión. Comprueba que en el estudio cumplen con todas las medidas higiénicas estipuladas (material de un solo uso y montado delante del cliente, esterilizadores, uso de guantes, tintas homologadas...) y que la persona que te va a tatuar posee los cursos o permisos necesarios para hacerlo.
¿Dónde y qué vas a tatuarte?
Seguramente antes de ir a visitar los estudios de tatuaje ya tengas claro qué es lo que te vas a tatuar y dónde. Si no es así, o si tienes diferentes ideas y no terminas por decidir los detalles (lugar exacto, posición del tatuaje, tamaño del mismo, color o negro...) es muy útil hablar con tu tatuador, que puede aportarte mucha experiencia y muchas ideas.
Ten en cuenta que un tatuaje es para siempre (las técnicas que existen hoy en día para eliminar tatuajes son bastante dolorosas y no muy baratas), así que tómate el tiempo que necesites para decidir qué es lo que te quieres tatuar y dónde quieres hacerlo.
Eligiendo el diseño del tatuaje
Muchas personas optan por dibujos o letras significativas para ellos con el fin de marcar algo que ha sido un hito en su vida: fechas relevantes, iniciales, palabras o letras en otros idiomas (asegúrate bien antes de tatuarte de que realmente quiere decir lo que tú crees para no terminar con un "ceda el paso" tatuado en el antebrazo), símbolos, números...
Pero no todo tiene por qué tener un "significado oculto": algunos tatuajes pueden ser meramente decorativos y son igual de válidos. Lo más importante es que tú estés cómodo con aquello que te vas a tatuar.
Una buena idea, si lo que quieres es tener un tatuaje único, es llevar un diseño al profesional que te vaya a tatuar y dejar que él o ella haga unos ligeros retoques que lo modifiquen a tu gusto. De este modo tu tatuaje será totalmente original y el tatuador podrá aportar también originalidad a su obra.
¿En qué parte del cuerpo me hago el tatuaje?
Aquí entran en juego muchos factores, siendo uno de los más decisivos a la hora de decidir dónde nos hacemos el tatuaje el hecho de que unas zonas del cuerpo duelan más que otras. No hay una forma universal de medir cuánto te va a doler, ya que es algo muy subjetivo y depende, entre otras cosas, de tu grado de resistencia al dolor. Que te va a doler o, como mínimo, a molestar en el momento de tatuarte es un hecho: como hemos dicho, un tatuaje es una herida que después tiene que cicatrizar.
La parte del cuerpo que nos tatuemos, el tamaño y el diseño del tatuaje afectan a la hora de sentir más o menos dolor al tatuarnos
Por norma general se dice que al tatuar en zonas donde se notan mucho los huesos (sobre la columna, por ejemplo) se experimenta más dolor, pero como digo es algo muy personal: yo tengo tatuajes en la zona de las vértebras y sobre el hueso de la cadera que no me dolieron apenas, y sin embargo, el que tengo en las lumbares es el único que me hizo llorar de dolor (soportable, claro).
Aunque los tatuajes ahora mismo están a la orden del día y no deberían significar ningún tipo de discriminación a la hora de trabajar, hay ciertos puestos de trabajo en los que se prefiere que no sean visibles. Esto, junto al hecho de si nosotros mismos queremos verlos cada día, también son otros factores a tener en cuenta antes de elegir el lugar del cuerpo en el que nos queremos tatuar.
El cuidado del tatuaje
Una vez realizado el tatuaje, este requiere un cuidado especial para asegurarnos de que queda en perfecto estado. Nada más terminar, el tatuador nos aplicará una crema por encima y lo tapará con plástico o papel film para protegerlo. Debemos retirar esta protección al cabo de un par de horas y proceder a llevarlo al aire (siempre y cuando sea posible) evitando el posible roce con costuras o con el calzado, por lo menos durante los primeros días.
Durante los primeros días tenemos que lavar el tatuaje con jabón neutro y aplicar una pomada cicatrizante
Mientras el tatuaje está cicatrizando lo adecuado es lavarlo varias veces al día con un jabón neutro y aplicar una fina capa (sin saturar el tatuaje) de pomada cicatrizante (de venta en farmacias, la más habitual es Bepanthol) que cubra por completo nuestro diseño. Si llevamos a rajatabla las indicaciones de limpieza del tatuaje durante las primeras semanas es muy poco probable que nos genere problemas.
Al cabo de unos días el tatuaje comenzará a cicatrizar: esto quiere decir que se generará una pequeña costra que hará que el diseño quede "en relieve" durante un tiempo. Es importante que dejemos que el tatuaje cicatrice a su aire y que no quitemos las costras con la mano, sino que debemos dejar que se vayan cayendo por sí mismas (generalmente se van quitando al lavar el tatuaje con el paso de los días).
Durante el proceso de curación no es aconsejable bañarse en piscinas, en el mar, en jacuzzis... en resumen, en cualquier sitio que no sea la ducha. Aquí otra de las razones por las que no es recomendable tatuarse en verano si tienes previsto salir de vacaciones.
Cuidar de un tatuaje una vez cicatrizado es tan fácil como cuidar del resto de nuestra piel: aplica crema hidratante para mantener la piel joven y flexible, y no olvides la protección solar en el caso de que vayas a la playa o a la piscina.
Tatuajes y deporte: ¿tengo que dejar de entrenar?
Como apuntamos hace un tiempo, si somos deportistas nos pueden surgir ciertas dudas a la hora de hacernos tatuajes. La más frecuente de ellas es si es necesario dejar de entrenar durante el proceso de cicatrización, que suele durar unas dos semanas en función del cuidado que le demos, de la zona en la que se encuentre, del tamaño del tatuaje y de nuestro tipo de piel.
Se recomienda no entrenar durante unos días para que el sudor no interfiera en la cicatrización
Lo más normal es que nos recomienden no entrenar durante los primeros días para que el sudor no interfiera en la cicatrización del tatuaje, dificultando la aparición de la costra. Podemos aprovechar ese tiempo para realizar actividades de bajo impacto o simplemente para tomarnos un descanso.
Un tatuaje, además, puede deformarse con las subidas y bajadas bruscas de peso: en este sentido funciona como lo hacen las estrías, por ejemplo. Ante un cambio de volumen muy brusco en nuestro cuerpo (ya sea ganando o perdiendo peso), la piel puede estirarse demasiado o quedar flácida afectando a nuestro tatuaje; pero debería darse un cambio muy notable en un espacio de tiempo muy pequeño. Un cambio de peso o volumen paulatino no tiene por qué afectar a tu tatuaje.
Con todo esto, ya sabes todo lo necesario para ir sobre seguro a la hora de tatuarte. ¡Aprovecha los meses de otoño para lucir nueva tinta en tu piel!
Imágenes | iStock
En Vitónica | Los tatuajes atrofian la zona en la que se colocan. Desmintiendo un mito
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