Sarvangasana o la postura de la vela de Yoga está considerada tradicionalmente como "la reina de las posturas". Se trata de una asana de inversión en la que los pies quedan por encima de la cabeza, y gracias a ello estimula la tiroides y nuestro sistema hormonal así como nuestro sistema circulatorio, favoreciendo la circulación de la sangre hacia la parte superior de nuestro cuerpo.
La postura de la vela puede formar parte de nuestra práctica de Yoga dentro de una secuencia más grande de posturas como por ejemplo Halasana o la postura del arado o la postura de las piernas invertidas (apoyándolas o no sobre una pared).
Te explicamos cómo hacer la postura de la vela de Yoga paso a paso y cuáles son sus beneficios.
La técnica para realizar la postura de la vela de Yoga
Partimos de posición en decúbito supino (tumbados boca arriba), con las piernas juntas y estiradas y los brazos estirados a ambos lados del cuerpo, con las palmas de las manos en contacto con el suelo.
Desde esa posición, presionamos el suelo con las palmas de las manos y elevamos nuestras piernas hasta que la cadera forme un ángulo de 90 grados. Una vez aquí, inspiramos profundamente e inclinamos las piernas rectas hacia el pecho; al soltar el aire comenzamos lentamente a levantar los glúteos y la espalda del suelo mientras nuestras manos siguen presionando.
Una vez hayamos levantado la espalda hasta la zona de los omóplatos, flexionamos los codos y nos ayudamos de nuestras manos para mantener la postura, colocándolas como apoyo en la zona lumbar. No dejamos caer el peso sobre ellas: el peso se mantiene sobre la cintura escapular (nunca sobre el cuello), y simplemente las manos actúan como ayuda.
Intentamos mantener las piernas alineadas con la espalda y desde la punta de los pies hacia el techo para realizar así una elongación axial y activar la musculatura profunda de nuestro core o zona central, encargada de ayudarnos a mantener el equilibrio. Tanto la musculatura del tren inferior (piernas y glúteos) como la de los brazos se encuentra activa durante todo el ejercicio.
Para volver a la posición inicial, bajamos lentamente las piernas hacia nuestra cabeza (aquí es donde fácilmente podríamos pasar a la postura del arado si queremos) y poco a poco vamos rodando por nuestra espalda y apoyándola suavemente sobre el suelo.
Los beneficios de la postura de la vela de Yoga
Como hemos dicho, se trata de una asana de inversión que nos ayuda a mejorar la circulación y el funcionamiento de nuestro sistema endocrino. Además, al no colocar el peso sobre la columna estamos liberándola y dejándola descansar.
La postura de la vela nos ayuda a trabajar la musculatura del abdomen (es la responsable de realizar el movimiento de subida y de bajada: nos ayuda a realizar este movimiento con control y seguridad) y además nos hace trabajar nuestra propiocepción y equilibrio.
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