¿Recordáis que os conté que hace poco me realicé una prueba de esfuerzo? Bien, pues completé el examen físico con otra prueba: un estudio biomecánico de la pisada, todo encaminado a correr mejor y sin molestias. Os cuento cómo fue la prueba y cómo me ha ayudado a mejorar en carrera.
Entrevista y exploración
El estudio biomecánico de la pisada generalmente lo realiza un podólogo. Comienza siempre con una entrevista previa en la que nos pregunta por nuestros hábitos de vida y deportivos: si practicas deporte, qué tipo de deporte, cuántas horas a la semana... Y también nos preguntará por el tipo de calzado que solemos utilizar: si somos corredores habrá que tener en cuenta si usamos un calzado específico o los kilómetros que llevamos con él.
Una primera exploración nos dirá si tenemos algún tipo de asimetría en pies o piernas. Por lo visto (no reírse) cuando estoy tumbada tengo una pierna ligeramente más corta que la otra, pero al estar de pie o tumbada lo compenso. Cosa de la cadera, supongo.
Ya en la anterior exploración realizada antes de la prueba de esfuerzo me habían detectado una inestabilidad crónica en el tobillo izquierdo debido a un esguince mal curado: los ligamentos están un poco "dados de sí". Esto lo que hace es que pueda doblar totalmente hacia dentro el tobillo, volviendo él solo a su posición original sin daños (un poco de susto si me pasa caminando o corriendo, pero nada más).
Los test biomecánicos
En un estudio biomecánico de la pisada se realizan test estáticos y dinámicos para valorar nuestro tipo de pie y de pisada. Estos análisis realizados sobre plataforma de presiones determinan cómo apoyamos el pie, si el peso de nuestro cuerpo se encuentra bien repartido en toda la planta o cuál es la forma de nuestra pisada (si somos pronadores, supinadores o neutros). También se observa la posición del eje cadera-rodilla-tobillo y cómo influye esto en nuestra pisada.
En mi caso se diagnosticó un buen reparto de presiones entre los dos pies con una correcta distribución del peso, pero también rodillas en valgo y rótulas convergentes (giradas hacia dentro). Esto lleva inevitablemente a una pisada en pronación, es decir, que el peso de mi cuerpo pasa por la zona interna del pie. Lo más curioso es que el análisis dinámico sobre la plataforma de presiones determinó que comienzo el apoyo con la zona externa del talón para terminar en una pronación brusca.
Análisis de carrera
Otra de las pruebas que se realiza es el análisis de carrera, con y sin calzado, con filmación de alta velocidad para determinar cómo se comportan pies y piernas al correr, y también para analizar el resto del cuerpo (braceo, rotación del tronco, etc).
Esta prueba es importante porque nos dará las claves a la hora de mejorar nuestra forma de correr: ¿las puntas de los pies y las rodillas están orientadas hacia delante mientras corres? Si las proyectas hacia los lados, como es mi caso, puede que estés perdiendo velocidad y energía al tener que corregir la trayectoria del cuerpo. Además, podemos ver si entramos con el talón en lugar de con el mediopié, algo a corregir en la mayoría de los corredores.
Diagnóstico: plantillas personalizadas y cómo me han ayudado
Después de realizar todas las pruebas y tests, el podólogo me recomendó el uso de plantillas personalizadas para corregir el exceso de pronación en carrera, y las hicimos allí mismo con una máquina que realiza un estudio del pie en tres dimensiones. Las plantillas son especiales para deporte: duras pero flexibles, y están diseñadas específicamente para mi pie.
¿Me han ayudado en la carrera? Totalmente: he conseguido correr sin dolor. Antes, al hacer tiradas largas ya fuera caminando o corriendo, y sobre todo al bajar cuestas, las rodillas me dolían muchísimo obligándome incluso a parar en algunas ocasiones. La primera vez que utilicé las plantillas fue en el Derbi de las Aficiones, que son 10 kilómetros prácticamente de bajada, y no tuve ni una molestia ni un problema.
También me ha ayudado a ganar velocidad el hecho de corregir la proyección de pies y rodillas durante la carrera: si antes los orientaba hacia fuera, ahora voy siempre pendiente de hacerlo hacia delante, con lo que puedo generar un mejor impulso y desperdiciar menos energía.
Estas correcciones soy capaz de hacerlas en carrera continua a un ritmo moderado-alto: ahora falta mejorarlas para las fases de sprint, donde no soy capaz de controlarlo todavía a pesar de la ayuda de las plantillas.
Agradecemos a Podoactiva y a la Unidad de Medicina del Deporte del hospital universitario Sanitas La Moraleja por las pruebas realizadas.
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