El efecto placebo es uno de los fenómenos más conocidos y nombrados en medicina. Se le llama así a los efectos sobre la salud que produce la administración de un placebo, una sustancia que no tiene ningún principio activo.
Los principios activos son las sustancias que apuntan a una diana terapéutica cuyo objetivo es curar o solucionar un problema de salud. Pero, ¿qué pasa cuando los placebos "imitan" a los principios activos? Así funcionan los placebos activos.
¿Qué es un placebo activo?
Como decíamos, las sustancias placebo son aquellas destinadas a simular un tratamiento pero sin ningún tipo de principio activo en ellos. Es decir, es imposible que actúen por sí mismo en una diana terapéutica. En otras palabras, no contienen ninguna sustancia capaz de curar. Sin embargo, sabemos que tienen cierta capacidad de sanación.
Esto se debe al llamado efecto placebo. Nuestro cuerpo es mucho más complejo y eficiente de lo que pensamos**. A veces, sin que medie ningún tipo de sustancia, el propio cuerpo reacciona con varios mecanismos cuya finalidad es corregir un problema. El efecto placebo también actúa en en la aplicación de los medicamentos, jugando cierto papel terapéutico.
Por otra parte, el efecto placebo tiene distinta intensidad según la anticipación, por ejemplo. Todavía hay mucho desconocimiento en los mecanismos tras el efecto y su administración. Uno de los misterios es el efecto placebo activo. Se llama así a los placebos que, sin tener ningún tipo de sustancia terapéutica, simulan algunos de los efectos de los medicamentos.
Estos comenzaron a usarse en los años 60 y consisten, básicamente, en sustancias que simulan algunos de los efectos secundarios de los medicamentos. Son especialmente efectivos en el campo de la psiquiatría, donde se han empleado durante años con diversos resultados. Un ejemplo de efecto placebo es una mezcla de fenobarbital y atropina, un cóctel que pretende simular los efectos de la fenotiazina un antipsicótico.
La diciclomina y la clonidina también son dos placebos activos usados en el tratamiento e investigación con narcóticos. En definitiva, en cuestiones de la mente, los placebos activos han mostrado ser mucho más efectivos que en otras ramas, lo que ha abierto la puerta a nuevas e interesantes hipótesis.
Depresión y placebos activos, una combinación muy potente
De hecho, la investigación al respecto es curiosamente prolífica. Existen diversos estudios y revisiones tratando de evaluar de manera adecuada qué papel juega el efecto placebo en la depresión, por ejemplo. Según las revisiones de Cochrane, una de las entidades más prestigiosas en revisión de evidencias científicas, el efecto de los placebos podría equipararse, en muchos casos, al de los antidepresivos.
¿Qué pasaría si el efecto placebo explicara toda la actividad de los tratamientos de la depresión?
— Eparquio Delgado (@eparquiodelgado) 19 de febrero de 2019
Vamos con un hilo sobre este asunto.
Este punto es importante, y viene avalado, precisamente, por el papel de los placebos activos. Según explicaba Eparquio Delgado, psicólogo y director en Centro Rayuela, los placebos activos provocan casi el mismo resultado en pacientes con depresión al ser tratados con este tipo de sustancias. Esto tiene una implicación importante, según explicaba el experto: ¿qué tasa de éxito le debemos al antidepresivo en los tratamientos?
Según su punto de vista, podrían sobrevalorarse los resultados arrojados por los tratamientos con antidepresivos en algunos casos, donde los desnlaces podrían deberse a los efectos placebo del propio tratamiento. Como decimos, eso no quiere decir que valga en todas las circunstancias. Sin embargo, podría ser algo a tener muy en cuenta en ciertos pacientes.
¿Funcionan en otras áreas de la salud?
Está claro que los placebos activos son especialmente interesantes en el mundo de la psiquiatría, ¿pero funcionan igual de bien en otras disciplinas de investigación? Lo cierto es que su uso no está del todo extendido, a pesar de lo útil que puede parecer de primeras. Por ejemplo, según un estudio llevado a cabo durante 2013, solo uno de cada doscientos experimentos utiliza placebos activos.
Se han empleado en la revisión de los antihistamínicos, anticolinérgicos o los sedantes, por ejemplo, además de los experimentos relacionados con la condición psiquiátrica. La razón de que no se usen más, explican los investigadores, probablemente se deba al desconocimiento. La realidad es que no sabemos bien si funciona en todo tipo de áreas de la salud y de qué manera lo hace.
Los efectos de estas sustancias, que simulan algún tipo de reacción, podrían ayudar a maximizar la efectividad de un tratamiento. Incluso podrían diseñarse medicamentos con efectos secundarios buscados para que la curación funcione mejor. El efecto placebo es mucho más potente de lo que parece y es directamente proporcional a la sugestión, tal y como se ha comprobado en numerosas ocasiones en el laboratorio.
Sin embargo, por el momento, los placebos activos parecen un poco verdes, excepto en el área psiquiátrica. Toda una miríada de posibilidades se abren con esta herramienta, que si bien no es nueva, parece poco explotada. Pero bueno, todo es cuestión de tiempo y ganas.
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La noticia Placebos activos: simular los efectos secundarios de un tratamiento puede ayudar a curar fue publicada originalmente en Vitónica por Santiago Campillo .
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