"¡¿Pero por qué tengo que tener este cuerpo?!" Seguro que muchas veces nos hemos hecho esta pregunta. Algunos comen mucho y no engordan ni un gramo, otros apenas hacen ejercicio y se mantienen en una aparente buena forma física... Mucho de esto depende del punto de partida en el que se encuentra nuestro cuerpo, de la forma que tiene; en definitiva, del somatotipo al que pertencemos. ¿Sabes cuál es el tuyo?.
La teoría de los somatotipos fue desarrollada en los años 40 por el psicólogo norteamericano William Herbert Sheldon, y asociaba los distintos tipos de cuerpo con el temperamento de las personas. Supuestamente, al conocer el tipo de cuerpo de cada individuo se podría predecir tanto el comportamiento mental como el desarrollo físico del mismo. Psicología aparte, a nosotros nos interesa más el hecho de a qué somatotipo pertenecemos en el plano físico y si podemos cambiarlo.
¿A qué somatotipo perteneces?
Ya dijo Sheldon en su estudio que, por norma general, las personas no pertenecen a un somatitpo de forma "pura", sino que van a tener mezcla de varios en distintas proporciones. En cualquier caso, conocer nuestro smoatotipo predominante puede ayudarnos a la hora de elegir un deporte o un entrenamiento adecuado.
Endomorfos: su estructura ósea suele ser grande y fuerte, con hombros y caderas anchos. Ventajas: tienen facilidad para ganar masa muscular. Desventajas: también tienen facilidad para almacenar más grasa.
Mesomorfos: sería el tipo de cuerpo deseado por aquellas personas que practican fitness, por ejemplo. De forma natural, su cuerpo está dibujado en forma de V, con los hombros anchos y la cintura más estrecha. Ventajas: tienen facilidad para ganar masa muscular y no ganan grasa fácilmente. Desventajas: no muchas, ya que les es sencillo ganar o perder peso y grasa a voluntad.
Ectomorfo: su estructura ósea es fina y ligera (incluso débil) y suelen ser personas altas y delgadas, con largas extremidades. Ventajas: no tienen predisposición para almacenar grasa. Desventajas: pero tampoco les es fácil ganar masa muscular. es el somatotipo ideal para atletas de resistencia, por ejemplo maratonianos.
Para saber a qué somatotipo perteneces puedes ponerte frente al espejo y evaluar el ancho de hombros y caderas. Piensa también qué es lo que más te cuesta: ¿ganar peso o perderlo? Más o menos puedes hacerte una idea de tu somatotipo aproximado.
¿Puedo cambiar mi somatotipo?
Quizás cambiarlo radicalmente sea demasiado, pero sí podemos influir en nuestra composición corporal a través de la dieta y del entrenamiento. Conociendo nuestro somatotipo, además, sabremos a qué aspectos debemos prestar una mayor atención. Si para ti es muy fácil almacenar grasa, tendrás que estar comprometido al 100% con tu alimentación; mucho más que una persona que no está predispuesta a que esto ocurra.
También nos puede ayudar a elegir en qué tipo de deporte centrarnos. Si eres endomorfo ya sabes que tendrás que esforzarte muchísimo más que una persona ectomorfa para ser un buen maratoniano. Aún así y como hemos dicho, tu tipo de cuerpo lo defines tú: a través de un entrenamiento duro y una alimentación correcta puedes llegar a hacerlo.
¿A qué somatotipo pertenecéis vosotros?
Si queréis conocer más acerca de este tema, podéis hacerlo con la obra de William Herbert Sheldon: The Varieties of Human Physique: An Introduction to Constitutional Psychology, (Nueva York, 1940)
Imagen | Thinsktock
En Vitónica | ¿Cuál es tu somatotipo?
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